El
presente corta los próximos tres segundos de vida. Es inútil el silencio del
llanto, de la desesperación. Cuando no hay más camino por el que avanzar para
el que camina a tu lado, se ve el fondo, oscuro y lóbrego. No importa cuánto
camino te quede a ti, sino todo el que le falta al otro. Por unos segundos dará
igual si puedes volver a ir a la playa en verano o si podrás ver la lluvia
helada en invierno. Qué más da. Todo da lo mismo ahora. Esta noche volverás a
acurrucarte en tu cama, puede que no duermas, pero estarás. El otro yacerá en
oscuro, sin aire ni luz.
Aprecia
tu vida como el mayor tesoro que jamás te hayan dado. Abrázala, cómetela a
bocados, no dejes ni un segundo suelto. Sueña, vive y no dejes que nadie ni nada
te impida ser quién eres porqué solo tenemos una oportunidad de vivir. Empieza
a vivir.